Todos hemos tenido un peluche y probablemente haya sido un osito. El
famoso Teddy Bear, que llaman los anglosajones. Nosotros le llamamos oso de peluche, pero la popularidad de este juguete entre niños y adultos tiene una curiosa
historia.
El vigésimo sexto presidente de los Estados Unidos de América, Theodore
Roosevelt, apodado cariñosamente teddy es la persona que dio pie al origen
del osito Teddy. En el mes de noviembre de 1902 Roosevelt (Teddy)
intentaba mediar en una discusión fronteriza entre los estados de Mississipi y
Louisiana. Durante el tiempo que le ocupó aquella tarea, asiistió a una cacería
de osos (algo que a día de hoy resultaría muy impopular). Durante la cacería ayudó a un osezno herido y
ordenó, que por compasión, ya que el animal no podría sobrevivir con las
heridas infligidas, que lo sacrificasen para evitarle terribles sufrimientos.
Respecto a la autoría del primer Teddy bear, hay múltiples historias. Una
de ellas es esta: un hombre llamado Morris Mitchon era propietario de
una pequeña tienda de novedades y dulces en Brooklyn, Nueva York. Su esposa
hacía osos de peluche para venderlos en su tienda. La leyenda cuenta que
Mitchon al darse cuenta de la notoriedad que empezaba a tener la viñeta del
Post, envió al mismísimo Roosevelt uno de sus osos explicándole su intención de
fabricarlos y comercializarlos con su nombre, Teddy. Al parecer a
Roosevelt no le pareció mal y dio su consentimiento. Mitchom y una compañía
llamada Butler Brothers produjeron ositos de peluche Teddy. En menos de un
año, gracias al éxito alcanzado por el Teddy bear puso en marcha su propia
empresa, la Ideal Novelty and Toy Company. Pero esta sólo es una de las historias
de cómo se empezó a fabricar el famoso osito.
Adaptación: María Laura Pardo
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